domingo, 2 de septiembre de 2012


Se levanta al oído de las campanas
Y con la noche el cielo se pudre entre ojos
Ojos de verdes llamadas y locura.
Tengo miedo, se pierde el silencio en esta estampa negra
De alacrán y sombras paranoides.
Que no están frías sus manos si en las esquinas aúlla.
Llora su presencia al margen de las amapolas
De los olivos que crecen, bajo jaulas.
Y las sabanas de los hombres muertos entristecen esta sala oscura
Esta sala de televisores con malas noticias.
“La humanidad está enferma”
Y entre humo, cañas de juncos, y ambulancias
Mataron al rostro con las manos manchadas de sangre.
Llorare, porque todo termina, porque no somos una plaga
La plaga es lo que nos han enseñado a ser.
¿Es que acaso ya no queda cariño, ni caricias, ni amor,
Ni besos, ni ternura, ni amigos, ni sed, ni risa
Ni luz de estrellas, ni ángeles, ni flores,
Ni sol, ni campo, ni cielos limpios, ni claridad?
Mentira, no me creo nada, a mi déjame en paz
Prefiero la paz de este campo de trigo
Y el ensueño de mi fantasía crónica recurrente.
Te preguntas porque doy golpecitos a la mesa
Tranquilo, sin miedo, a la gente no le importa.
No hay nada en las aceras campantes
Y los textos que el profesor dictaba no son más que cuentos
Que atan cabos sobre la faz de esta pena.

1 comentario:

  1. Acabo leer lo del ejemplar del libro. Claro :) Hoy por hoy no es posible, pero en cuanto pueda te hago saber :)

    ¡Un saludo!

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